You are currently browsing the monthly archive for noviembre 2007.

El mundo termina un día como hoy.

Tiemblan las cigüeñas en el nido,

en el rincón más oscuro de la torre,

doblan las campanas que anuncian muertos.

El cielo se abre el vestido

para mostrar un corazón violeta

y un horizonte ensangrentado.

La tierra que despierta en un grito,

para desnudar a los árboles

y amedrentar a las golondrinas.

Callará después,

para cubrirse de oscuridad y silencio,

para ser noche sin tiempo.

En principio, no pensaba colgar más comentarios de libros en el blog, pero mi palabra debe valer más bien poco. La verdad es que empecé a leerlo con muchas reservas, que es como empiezo a leer cualquier cosa de la que he oído hablar demasiado. Pero ahora creo que el contenido del libro es lo bastante rico como para que me apetezca que alguién más lo lea y comparta conmigo una buena tarde de conversación que es lo que este libro realmente merece.

Si algo se le puede criticar a Murakami es el haber querido sobrecargar el libro de contenido, es como si se hubiese sentado pensando en escribir una novela clásica, como si hubiese buscado cuales son los temas universales, los conflictos que se repiten en casi cualquier novela o película que merezca la pena, y luego hubiese tratado de encontrarles un lugar a todos en la historia. Creo que sucede lo mismo con los símbolos, «La vida es una metáfora» dice uno de los personajes, la carga simbólica en una historia es importante, en la medida en que fuerza al lector a tomar un papel activo en la lectura, a buscar en si mismo el significado que siempre es una elaboración, el producto subjetivo del diálogo del lector con el escritor. La metáfora es crecimiento por lo que implica de ir más allá en el sentido, cubrir un significado evidente, con capas de significados contruídos, es como pasar de una imagen plana a una tridimensional. Pero cuando la carga simbólica es muy pesada, existe el riesgo de que la novela pierda el anclaje de la realidad, que lo que debería ser un diálogo constructivo del lector con el escritor, se convierta en un monólogo del escritor consigo mismo. En ese sentido, entiendo que alguién se pueda haber sentido un poco decepcionado, en una novela verdaderamente clásica, la amplitud de contenido y la riqueza simbólica transcurren detrás de una máscara de sencillez aparente.

No obstante, creo que es un libro que merece la pena leer. En una lectura superficial, podemos pensar que el conflicto principal del libro es el conflicto edípico de Kafka Tamura. Creo que en realidad va mucho más allá, lo que tienen en común las tragedias griegas como Edipo Rey y los libros de Kafka, es que ambos hablan de la relación del individuo con el sistema. El sistema es algo más grande que los individuos, tal como lo entiendo, un sistema es una predeterminación o un conjunto de condicionantes o ideas que actuan como condicionantes. La definición es lo suficientemente amplia como para incluir los sistemas políticos o sociales, los sistemas ideológicos, o la idea del destino (como producto de una historia personal o familiar que conduce inequívocamente a un punto) En este sentido las novelas de Kafka son sistemas perfectos en los que queda atrapada la voluntad del individuo, nunca concluyen porque no existe una superación del sistema por el individuo, los personajes de Kafka nunca crecen como sí lo hace el protagonista de Kafka en la orilla.

Pienso que la novela tiene una lectura psicológica y una lectura social. Es la lectura psicológica la que incluye el conflicto edípico del protagonista, pero va mucho más allá, incluye la muerte simbólica del padre que abre un territorio de libertad para el protagonista, es esta muerte de la que Kafka es responsable en sueños, la que le permite superar su propio destino. Superar el propio destino no es una huída, es atravesarlo, como atraviesa Kafka el bosque en su particular descenso a los infiernos, para superar el miedo de sí mismo y conseguir la redención a través del perdón a la madre y a sí mismo.

«La responsabilidad empieza en los sueños», en un pasaje que habla sobre el juicio de Nürenberg, es para mí la frase que resume el contenido social del libro. El sentido político y social de un libro que para mí es una metáfora de la relación del hombre con el sistema es claro, el padre de Kafka está atrapado en su propio sistema, en un automatismo cruel donde no hay lugar para la voluntad, ni el libre albedrío. La muerte es una liberación para una vida que no es vida, pero el espíritu del sistema sobrevive mientras Kafka no es capaz de superar su propia oscuridad y su miedo, parte de esa superación está en el perdón y parte en la toma de consciencia, en el volverse responsable de los propios sueños y aceptarlos, saber quién es. Tengo la intuición que los libros de Kafka deben tener mucho que ver con una cultura tan poco centrada en el individuo como es la japonesa, el libro está lleno de críticas a los sistemas de ideas cerrados, y a la cultura japonesa tradicional. Creo que el viejo Coronel Sanders (la imagen de KFC) es un símbolo de libertad para una cultura encerrada en si misma… (aunque eso como mínimo sea discutible)

Los personajes de la señora Saeki y Nakata darían para una reflexión igual de larga acerca del vacío creador, el recuerdo y las dimensiones del tiempo en las personas. El título del libro es en si mismo una metáfora, todos los personajes del libro son outsiders en cierta manera, se encuentran en la orilla de un pasado sin presente, o de un presente sin pasado una orilla entre la vida y la muerte, o una orilla que separa la realidad de los sueños, son las fronteras que tiene que cruzar el protagonista para poder superar su destino.

Mes de acero,
de árboles abatidos y tristezas dulces.
Padre de un diciembre aciago,
que con acebo y luces,
nos cuenta sus mentiras.

Es su oscuridad quien te espera a la salida,
para tomarte de la mano
y llevarte a la cueva,
para envolverte,

y hacerte buscar el calor en la hoguera.

Hipnotizarte con sus reflejos,
de sombras y de luces,
de turbios espejos,
de falsedades y de medias verdades

Es un mes para huir,
para alcanzar volando a las golondrinas.
Para invernar y dormir.
Para morir acurrucado
esperando despertar al sol en primavera,
a las flores en la pradera,
a las aguas mansas
y a las promesas falsas,
de un príncipe enamorado.