You are currently browsing the monthly archive for junio 2009.

El artículo está sacado del libro Constructivismo en psicoterapia que es un conjunto de artículos compilados por Robert A. Neimeyer y Michael J. Mahoney.

Cito parte del artículo de Oscar Gonçalves «Hermenéutica, Constructivismo y terapias cognitivo-conductuales» dónde el autor pone en evidencia la paradoja del paradigima cognitivo conductual, respecto a la cual la aplicación de una premisa teórica supuestamente relativista conlleva una práctica absolutista, marcada por un dualismo excluyente entre cliente y terapeuta.

Ontología y Epistemología

«El núcleo duro del paradigma conductual se dijo que estaba caracterizado por una ontología y una epistemología absolutistas, que suponían la existencia de la verdad como universal, fija e inamovible así como la existencia de un orden natural que nos es revelado a través de los sentidos. La posición del cognitivismo es bastante compleja a este nivel. El cognitivismo parece alternar  entre la incertidumbre del relativismo y la seguridad del absolutismo. Es decir, los cognitivistas venden a sus clientes una ontología y epistemología relativista mientras que aceptan para sí mismos una ideología absolutista» (…) «El aparente solipsismo del paradigma cognitivo lleva a los cognitivistas a una situación difícil. De manera similar a los adolescentes que alcanzan el pensamiento formal, los cognitivistas se enfrentan a lo que diferentes autores han llamado la pluralidad de soledades (Sartre), el vertigo de la relatividad (Berger y Luckman) o la soledad epistemológica «…El reconocimiento inicial de este principio de incertidumbre no es… necesariamente equivalente a su aceptación incondicional, ni es tan obvio cómo se va a afrontar, simplemente disfrutar, la relatividad final» (Chandler) Para afrontar esta soledad epistemológica, el paradigma cognitivo volvió a la solución regresiva de una ontología y una epistemología absolutistas. Las construcciones de los clientes, etiquetadas como irreales, irracionales y distorsionadas, se convirtieron en el objetivo del cambio de acuerdo con los cánones de la realidad objetiva representados en el escenario terapéutico por la autoridad absoluta del terapeuta. Ya sea a través del énfasis en el pensamiento racional (Ellis), la contrastación empírica (Beck) o la repetición, los terapeutas cognitivos aspiran a encajar mejor las construcciones subjetivas de los clientes y la realidad objetiva.

Por lo tanto, igual que los adolescentes, los terapuetas cognitivos han quedado atrapados en la trampa epistemológica del pensamiento formal. El reconocimiento de la primacía de un si mismo pensante e individual implica necesariamente la naturaleza relativista y subjetiva de la existencia y el conocimiento. Las crisis epistemológicas de la soledad de una actitud potencialmente solipsista provocan una tendencia a buscar una mejor estructura equilibradora. En el cognitivismo este equilibrio se mantienen a través de un movimiento regresivo a las tierras del absolutismo, donde la figura de autoridad del terapeuta corrige las visiones subjetivas del cliente, desde un punto de vista más ventajoso, mediante una disputa racional, repetición interna o contrastación emírica. Las palabras de Chandler (1975) respecto a los peligros potenciales relacionados con los movimientos regresivos de maniobras antirelativistas son instructivas:

«La dificultad.. las respuestas familiares al vértigo y al aislamiento del relativismo es que todas ellas representan intentos de tratar la multiplicidad de perspectivas negando su legitimidad sin más. Ya sea mediante el esclusivismo y el estereotipo, mediante la intolerancia religiosa o científica o simplemente adoptando dimensiones de diferencia, todas estas soluciones parciales parecen esencialmente regresivas e interfieren con un mayor crecimiento y desarrollo»